El economato social y la tienda solidaria suman más de 1.800 beneficiarios
Tres mil nombres con sus apellidos, con sus dramas, sus carencias, sus necesidades, y también con sus demandas de ayuda... La directora de Cáritas Diocesana en Segovia, Rosario Díez, hace hincapié en que la memoria anual que elabora y publica la entidad es mucho más que números y porcentajes. «Detrás de cada cifra hay personas», quiere dejar claro antes de cuantificar el trabajo de la institución. Si se restringe la lectura a los puros, duros y fríos datos, con respecto a los años precedentes, 2016 no ha sido un ejercicio especialmente singular o diferente. Y eso no es una buena noticia, porque significa que Cáritas, a través de sus canales de asistencia, sigue prestando atención y respondiendo a las peticiones de auxilio y ayuda.
La entidad diocesana ha potenciado su compromiso con el altruismo joven y cuenta con 400 voluntarios activos
Por regla de tres, si la afluencia de demandantes es más o menos la misma, quiere decir que persisten los problemas de inserción que trata de subsanar la organización diocesana y la escasez de recursos. Un estudio decía que dos de cada tres ciudadanos en riesgo de exclusión social ya lo estaba antes de la dichosa crisis. Por lo que los estragos y las perniciosas repercusiones de ésta se siguen haciendo notar a la hora de repasar lo que fue el último ejercicio en la acción social de Cáritas.
Díez distingue tres figuras para explicar esa labor asistencial. Por un lado, están los participantes, que son las personas que, a grandes rasgos, acuden directamente al programa o servicio que ofrece la entidad. Por otra están los beneficiarios, que puede y de hecho son más, ya que son aquellos sobre los que repercute la ayuda solicitada por el participante. Y es que detrás de una demanda hay también familias, recuerda la directora. Y por último, las respuestas, concepto en el que la organización engloba el total de atenciones recibidas, ya sean positivas o negativas, matiza Rosario Díez.
Bajo esta premisa, a lo largo del año pasado Cáritas Diocesana en Segovia asistió a unas 3.000 personas, participantes para ser más concretos según las citadas matizaciones de la directora. La memoria agrega que un mismo solicitante puede integrarse en varios programas. Si el balance amplía el radio de cobertura y cuantifica los beneficiarios totales, la cifra se eleva hasta rondar las 7.300 personas a las que ha llegado de alguna forma la intervención de la institución diocesana. En cuanto a las acciones o respuestas, los guarismos se disparan por encima de las 11.100 en solo un año.
Atención a los mayores
Capítulo aparte merecen las tres residencias de mayores que gestiona la entidad. Rosario Díez pone de manifiesto cómo la demanda asistencial en este campo sigue siendo elevada. El mayor de todos los centros es el del Sotillo, en La Lastrilla, con doscientos ‘inquilinos’ y una lista de espera de alrededor de setenta personas. El tiempo medio que se tarda en poder disponer de plaza oscila entre un año y un año y medio, cita la directora. Además, llama la atención sobre el incremento del 200% en las solicitudes de entrada en la residencia de Cuéllar, que tiene capacidad para 52 personas. La tercera infraestructura está ubicada en Sepúlveda, con dieciséis residentes.
El programa de atención primaria es el que más trajín conlleva. A tenor de los datos facilitados sobre los participantes (950) es la clase de prestación más recurrente y con mayor acciones de Cáritas, que roza las 4.300. Por su parte, el servicio de atención a toxicómanos recibió el curso pasado 700 peticiones, de las que más de mil ciudadanos resultaron beneficiarios por medio de las tres vías de actuación: prevención, la atención directa y los programas que del centro penitenciario, tal y como desgrana la responsable.
Una familia detrás
Al colocar la lupa en esos números que ocultan historias personales, se observa que donde más se aprecia la repercusión de la actuación de los técnicos y voluntarios que trabajan en la organización diocesana es en el economato Virgen de la Fuencisla, abierto en la calle José Zorrilla. La memoria indica que a lo largo del año pasado se acercaron 188 solicitantes de este tipo de ayuda. Sin embargo, la alimentación y el surtido de productos de primera necesidad se revela como un problema de índole familiar. El balance refleja cómo se multiplica por tres la cantidad de beneficiarios de este servicio (647 en todo 2016).
Tres cuartos de lo mismo ocurre con la tienda solidaria de ropa que inauguró Cáritas al lado de su economato social. El ‘ropero’ ha registrado 377 participantes durante el año pasado; pero los datos que se recogen en la memoria dan fe de que la población que se beneficia de esta prestación es mucho mayor. Nuevamente, la directora segoviana hace hincapié en que hay hogares detrás de las necesidades que puede plantear un único peticionario de ayuda. De ahí que la cifra de beneficiarios suba hasta los 1.166.
Uno de los objetivos diocesanos que se había marcado la entidad era la motivación de la juventud y su sensibilización para crear cantera de voluntarios. En la actualidad, dispone de 400 activos. Díez se ha mostrado satisfecha con el esfuerzo realizado y la respuesta cosechada. El compromiso de acompañamiento a jóvenes colaboradores ha aumentado en los últimos años. En las iniciativas de formación desarrolladas en distintos centros han participado 429 jóvenes, de los 29 se han incorporado ya a la organización.